Un grupo de jóvenes de la Delegación Diocesana
de Misiones de Córdoba han participado en el XV Encuentro Misionero de
Jóvenes de OMP que ha tenido lugar entre los días 6 al 8 de abril en
El Escorial con el lema “Dios está aquí
y yo no lo sabía”.
A
continuación os mostramos un resumen que el padre javeriano Rolando Ruiz Durán
nos ha hecho llegar sobre este encuentro:
Un
año más, muchos jóvenes con ilusiones y sueños de la misión se han dado cita en
El Escorial donde tuvo lugar el XV Encuentro Misionero de Jóvenes. El tema ha
dado la tesitura a todo el encuentro: “Dios está aquí y yo no lo sabía” (Gn
28,16). Este año han sido 150 jóvenes de 31 diócesis de toda la geografía
española, y además con algunas incorporaciones de algunas que aún no había
estado presentes en pasados encuentros.
Entusiasmo,
búsqueda, docilidad y fe, mucha fe, han estado presentes en los corazones de
tantos jóvenes. La velada musical con Unai Quirós ha permitido con su disco, bendita
rutina, dar el tono de harmonía y oración, ya se dejaba ver que Dios se
estaba insinuando presente de manera más o menos consciente en muchos de
nosotros.
La
mañana, después de un buen descanso, las ilusiones se ponían a vibrar
nuevamente. Don Francisco Pérez, presidente de la comisión de misiones
presidiendo la oración de la mañana entusiasmó invitando a la salida de uno
mismo y en la confianza. Han seguido cuatro dinámicas, la primera para romper
hielo con sus presentaciones y en grupos; las otras tres dentro de una
secuencia “in crescendo” iban marcando los tiempos más personales de cada uno,
compartidos y revividos; buscando estrellas que nos han guiado en nuestras
vidas y que de alguna manera habían tocado nuestros seres para darnos cuenta de
un presente, el nuestro, en donde todos, de manera tácita, confesábamos que
necesitamos de un guía para marcar nuestro caminar y elección. Así, tan
sencillamente y entrando en uno mismo delante a los demás, nos situábamos en un
ambiente de gran amistad y confianza, dejando detrás de nosotros que nos llevaba
a un silencio para escuchar y tomar consciencia de la presencia de Dios.
Ahí,
nos hemos encontrado en la capilla tratando de percibir a alguien. Por la
tarde, David Álvarez, delegado de misiones de Santiago de Compostela, con una
finura impresionante ha dado voz a José, el hijo de Jacob, el hombre vendido
por sus hermanos y que ha vivido tantas peripecias desde una profunda fe,
amenazada por las incomprensiones y sin sabores y a la vez abierta al Dios silencioso
de la vida que poco a poco se iba haciendo más presente. La vida de José, desde
la fe, confrontada con la de Steve Jobs en la que sin mencionar a Dios en la
conexión por puntos de su vida: su primera infancia, su historia sobre el amor
y la pérdida; y finalmente sobre la muerte, iban incitando a cada uno de
nosotros a narrar nuestra propia vida y a discernir una presencia que aunque
aparentemente ausente siempre ha estado entre nosotros, la del Dios que está
aquí y del que yo no sabía describir su presencia.
Poco
más tarde, tres verbos: escuchar, elegir y vivir, se han hecho voz, en Sor
Lourdes, clarisa fransicana del convento de la Anunciación de General
Ricardos en Madrid, su vida sencilla y abierta a Dios ha cautivado, con un
silencio espectacular y miradas intrigadas, a tantos jóvenes presentes cuando
ella decía “a Dios lo he encontrado en el silencio… en su Palabra… en
personas…” su narración muy sencilla calaba hondo en los corazones de
tantos jóvenes. En seguida Luis María García Dóminguez, jesuita, especialista
en discernimiento y actualmente profesor en la Universidad de
Comillas, empezando a narrar su propia experiencia de discernimiento, aún muy
joven, ha abierto el apetito espiritual a los presentes al descubrir que se
trata de un camino que se juega en la libertad y la paciencia, pero siempre en
búsqueda y decisión. Ha dado el toque maestro cuando al final ha confiado
cuatro consejos para la elección: a) creer en los propios sentimientos, b)
confrontar esos sentimiento con los demás, c) vivir de acuerdo a esos
sentimientos, y, d) finalmente elegir.
Ahora,
llegaba el turno de Paco Arango, cineasta, fundador de Aladina, fundación en
favor de niños con cáncer y productor de las películas Maktub y Lo
que de verdad importa(2017), él ha venido a poner la guinda al pastel, Paco en
su vida de creyente, vive en la autenticidad en cuanto a su fe en Dios, que
confiesa claramente en ambientes en donde la gente pasa de Dios, para él, Dios
es vida, y definitivamente ha roto barreras al hablar de Dios tan naturalmente
e invitando a “dar amor, porque encontrarás amor, y más amor das, decía,
más encuentras a Dios y se te hace tan presente que ya no se sabe si vives en
el plano de la fe, pues es tan claro, que no puedes dudar”. Su vida al contacto
con tantos niños que ha acompañado a la muerte, debido al cáncer, ha roto
definitivamente las barreras. De ahí, una vez más, invitados al silencio, la
reflexión ha dado pie para caer en la cuenta de ese “yo no lo sabía”, pero “Dios
está aquí”. La
Eucaristía terminaba invitando a redescubrir esa presencia en
medio de tantos jóvenes.
El
domingo, día de la
Divina Misericordia , después de la oración, el toque
misionero, propio de la esencia de este Encuentro Misionero de Jóvenes, abría
una vez más los oídos para escuchar tres testimonios misioneros, el de un
matrimonio de Ocasha: Roger y María; el de una joven de Tarragona que ha vivido
año y medio en Honduras: Blanca Serres; y el de Francesca Ko, franciscana
misionera de María, coreana y que con gran pasión nos ha cautivado. Los tres
han hablado de una pasión, la de Cristo, de una misión, la que llevan los
cuatro en sus corazones y que arde continuamente sin poderse apagar.
Han
marcado, los temores y miedos para lanzarse, pero los cuatro han dicho que una
vez lanzados, ya solo queda seguir, pues más da uno, más recibe. Ver a una
pareja joven, convencida y alegre, ver la alegría de Blanca, que terminaba
diciendo “tu siente tu corazón y lánzate” y escuchar a Francesca Ko,
que nos ha animado desde lo profundo de su fe para ir siempre acariciando la
misión como llamada y vivencia profunda de alegría que da sentido a la vida.
Estos testimonios para jóvenes que se plantean la misión, han sido potentes y
penetrantes, han dado forma a los sueños abrigados y susurrados, e
incitado a abandonar los miedos y amarres para lanzarse mar adentro.
Raúl
Tinajero, en línea con el Sínodo de jóvenes, que tendrá lugar en breve, nos ha
entretenido sobre la realidad Iglesia, fe, jóvenes y anuncio en España hoy.
Una
compañía silenciosa y querida ha sido la de Don Anastasio Gil, director
nacional de OMP que sigue con gran cuidado, cariño y simpatía el caminar de la
misión en los jóvenes y que se goza y nos hace gozar con la misión Ad Gentes,
de la que España ha vivido, vive y seguirá viviendo gracias a tanto joven.
En
la Eucaristía
final Don Francisco Cerro, obispo de la comisión episcopal de Misiones ha animado
a vivir el desafío misionero desde la experiencia del encuentro con
Jesucristo, y el deseo profundo de la transmisión del Evangelio.
Rolando
Ruiz Durán sx